Uno de los lugares que hay que ver en Fez una vez en la vida es, sin duda, su Medina. Un laberinto de calles estrechas de más de 9km cuadrados que esconden rincones llenos de especias, de telas, de artesanía, alfombras, lámparas, piel y costumbres ancestrales. En su interior no hay tráfico de coches, lo que convierte a la zona vieja de Fez en el espacio para viandantes más grande del mundo. Además, fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en el año 1981. Un lugar lleno de vida que, a diferencia de lo que a veces se escucha, no es para nada peligroso.
En este artículo te vamos a detallar todo lo que hay que ver en Fez en 3 días. También te vamos a recomendar nuestros restaurantes preferidos y nuestro alojamiento, muy bonito, a buen precio y bien ubicado dentro de la Medina de Fez.
Tabla de contenidos del artículo
Lugares imprescindibles que ver en Fez
Blue Gate y plaza Boujloud
El punto de acceso a la Medina más reconocible y fotografiado es la puerta Bab Boujloud, popularmente conocida como Blue Gate (1913), una entrada monumental que curiosamente tiene dos colores distintos a cada lado. En el exterior el azul, símbolo de Fez; en su interior el verde, el color que representa al Islam. De hecho, la propia bandera marroquí contiene la estrella islámica de color verde sobre fondo rojo. La puerta da acceso a la plaza Boujloud, un lugar en el que tiempo atrás hubieron encantadores de serpientes, cuenta cuentos y otros muchos oficios dedicados al entretenimiento. Sin duda, uno de los lugares que hay que ver en Fez y marcarlo como imprescindible en nuestra ruta callejera.
Desde este punto, se puede acceder a dos vías principales que van en paralelo y que vertebran toda la zona comercial, denominada zoco. Una es la rue Talaa Sghira y la otra la rue Talaa Kebira. En ambas calles se pueden encontrar casas de te, especialmente concurridas las más cercanas a la Blue Gate, tiendas de cerámica, de carne, frutos secos, de lámparas, alfombras y, cómo no, bolsos de piel.
Rainbow Street, la calle más icónica de Fez
Ambas calles están unidas por diferentes callejones, aunque la más colorida es Tâlaa Kbira, popularmente conocida como Rainbow street, un pequeño callejón con el suelo pintado de los colores del arcoíris en la que los artistas locales muestran sus obras: pantalones vaqueros utilizados como lienzo, cuadros con diferentes motivos paisajísticos y de animales, así como pequeñas esculturas de hierro forjado.
Madrasa Bou Inania
Esta bonita estampa, además, está presidida de fondo por el minarete de la Madrasa de Bou Inania, edificada entre los años 1351 y 1357 (la entrada cuesta 20dh por persona). La visita es muy rápida pero interesante y destaca especialmente por el mirhab (el lugar de rezo, solo para musulmanes), por el mármol de onix de las columnas y el gran trabajo artesanal de la madera en todo el recinto. El lado del minarete de la madrasa que no da hacia la Rainbow street tiene un reloj hidráulico construido por el maestro astrónomo Abou l’Hassan Ali Telemsani.
Tanneries de Fes: la fábrica de pieles
Al final de ambas calles, después de unos 25 minutos de paseo (siempre que las compras no ralenticen nuestro paso) podemos llegar a las Tanneries de Fes, el lugar donde los artesanos trabajan la piel y así hacerla apta para la manufactura. En la ciudad existen tres en total, aunque el mejor lugar para poder ver todo este proceso desde las alturas es Chaouwara Tanneries.
El acceso hasta esta zona es un poco más enrevesado, aunque con el modo offline de Google Maps no hay complicación. En esta zona muchos locales intentan guiar a los turistas hasta la zona de trabajo, pero a diferencia de las Tanneries de Fes (más céntricas), aquí no buscan propina. Solo les interesa conducirte a la terraza de su negocio para que, después de ver todo el proceso desde las alturas, bajes a su tienda a mirar los productos. Desde lo alto de las terrazas se puede observar todo el proceso artesanal necesario para poder trabajar la piel, una de las actividades comerciales más importantes de Fez. Por norma general, la piel suele ser de vaca, cabra y cordero.
Lo más llamativo de las Tanneries es el olor a excremento de paloma, utilizado junto a la sal, la pimienta y la lima para limpiar la piel. Después, comienza todo un proceso de secado y lavado constante con el objetivo de ablandar la piel antes de teñirla. Gracias a ese trabajo previo, las pieles no se vuelven rígidas con el paso del tiempo. A partir de ese momento, solo queda esperar a que el sol las seque nuevamente para tintarlas. El tinte es siempre natural (cáscara de granada, taninos o polvo de amapola, entre otros). Cada color se encuentra en un bidón de yeso distinto. Destacan el color rojo, el azul y el verde por encima de todos los demás.
Entre este paisaje colorido visto desde las alturas, también se puede observar el duro trabajo de los miembros de las familias curtidoras, que acaban su jornada con su ropa y su propia piel teñida de marrón. Conviene visitar este lugar mientras haya luz, no por la seguridad (no hay problema por eso) pero sí por la mala iluminación de estos callejones por la noche. En definitiva, esta zona de la Medina forma parte de nuestra lista de lugares que hay que ver en Fez. ¡No te lo pierdas!
Place Seffarine, el hogar del cobre
De camino a Chouara es interesante hacer una parada en la Place Seffarine, que destaca por los múltiples comercios y artesanos del cobre. Es un lugar histórico en el que desde hace muchas generaciones se trabaja el cobre y el metal de forma artesanal. El sonido a martillo y el reflejo brillante de los utensilios de cocina, cazuelas, ollas, bandejas, quemadores de incienso, azucareros y otros muchos enseres son las principales características de esta plaza.
A pocos metros se encuentra la Biblioteca de la Qaraouiyine, una de las librerías más antiguas de todo Marruecos. Fue fundada en el siglo XIV por el sultán Abou Inane. Durante los siglos XVI y XVII se recopilaron multitud de obras y manuscritos que esconden el conocimiento científico de varios siglos de historia.
En el mismo barrio se encuentra la Universidad Al Qaraouiyine, que en la actualidad ha sido reconvertida en mezquita. Este edificio, pieza clave de la arquitectura marroquí, fue fundado como mezquita en el siglo IX (859) por una mujer tunecina llamada Fatima Al-Fihria. Tras varias remodelaciones y expansiones en las que los diferentes sultanes de Marruecos intervinieron, la mezquita se convirtió en un importante centro de aprendizaje. Entre sus paredes estudiaron e impartieron clases grandes filósofos, historiadores y científicos árabes. Tal fue su evolución que llegó a considerarse la primera universidad multidisciplinar del mundo. Actualmente es un centro de espiritualidad islámico y su acceso está restringido a musulmanes.
Para finalizar esta ruta callejera por los lugares que hay que ver en Fez y su Medina, recomendamos hacer una visita al Nejjarine Museum of Wooden Art. Es muy recomendable para todos aquellos a los que les interese ver la artesanía sobre madera que lleva trabajándose durante siglos en la ciudad.
Si estás pensando en hacer una ruta por otras ciudades de Marruecos, te recomendamos echarle un vistazo a nuestro artículo sobre Marrakech.
Lugares que ver en Fez fuera de la Medina
Más allá de las murallas de la hipnótica Medina, existen otros lugares que ver en Fez también muy interesantes. Con un paseo matutino es suficiente para ver los lugares más importantes de esta zona: el barrio judío, el Palacio Real y el Jardín Jnane Sbil. Nosotros salimos por la puerta Bab Boujloud (Blue Gate) y desde ahí encaramos la carretera Ave Moulay Hassan hasta las puertas Semmarin Medina Gate. Es un paseo de una media hora bajo un sol de justicia, aunque se puede coger un taxi como alternativa.
Las puertas Semmarin Medina Gate son una entrada monumental a otra parte de la ciudad de Fez caracterizada por una zona comercial muy grande. Este zoco, más moderno que el de la Medina, está más orientado a la venta de ropa y calzado para gente local. Finalmente, decidimos dar la vuelta y volver a retomar el camino fuera de las puertas. En los alrededores existe toda una zona de calles muy características y distintas a las que habíamos visto hasta ahora.
Decidimos avanzar por una pequeña calle llena de tiendas llamada Rue Bou Ksissast, situada justo en frente de la Semmarin Medina Gate. Se trata de la zona del barrio judío, en el que los balcones de los edificios dan a la calle. Esa característica arquitectónica es un signo distintivo con respecto a las edificaciones árabes, caracterizadas por estar orientadas hacia los patios interiores. Además, estas calles están llenas de joyerías. Prácticamente hay una cada dos o tres comercios. Destacan los motivos árabes y, sobre todo, el brillo resplandeciente del oro. También es llamativo el contraste entre la opulencia de algunas tiendas de joyas con los puestos ambulantes de sandías, melones y otras frutas tropicales.
Al final de esta curiosa calle desembocamos en el Palacio Real, razón por la que Fez está considerada como una de las ciudades imperiales de Marruecos. El Palacio Real se construyó en los años 60, durante el reinado del rey Hassan II. Actualmente no se puede visitar, aunque merece la pena hacerse una fotografía en las magníficas puertas de estilo marroquí andalusí, una auténtica maravilla del arte y la artesanía Fassi (nombre por el que se conoce la artesanía marroquí). Las puertas destacan por el color azul de los grabados, distintivo de la ciudad de Fez, y el dorado de las puertas.
Para termina la ruta por las afueras de la Medina de Fez, dejamos atrás el Palacio Real y nos dirigimos al Jardín Jnane Sbil. Se trata de un parque muy bien cuidado y con muchas especies de plantas distintas, ideal para dar un paseo y relajarse del ajetreo del centro neurálgico de la ciudad.
Dónde dormir en Fez: nuestro riad en la Medina
En Marruecos hemos estado en varias ocasiones, así que antes de buscar el que iba a ser nuestro alojamiento en Fez teníamos muy claro lo que queríamos encontrar. En esencia, buscábamos un riad. Es decir, un alojamiento emplazado en un edificio tradicional con todas las comodidades pero que te hace sentir como un auténtico local. Además, otro de los requisitos que buscábamos era que se encontrase en un lugar cercano a la Medina de Fez, de tal manera que fuese fácil desplazarse a nuestro listado de lugares que ver en Fez, todos ellos presentes en esta ruta callejera.
Por eso, nos decantamos por la opción del Riad Tizwa, un precioso alojamiento con un 9,4 en Booking que se encuentra muy bien ubicado en la Medina de Fez, a menos de 10 minutos de la famosa Rainbow Street. El Riad cuenta con todas las comodidades, habitaciones con baño privado y un desayuno típico marroquí espectacular. Desayunamos cada día en la terraza del hotel con unas vistas espectaculares de la ciudad.
El precio era una de las ventajas con respecto a otros competidores, ya que el riad es muy nuevo y los precios todavía no son prohibitivos. Ofrecen, además, servicio de traslado y recogida al aeropuerto, algo que recomendamos para poder encontrar el riad de forma sencilla la primera vez (los riads suelen ser complicados de encontrar, ya que los edificios tradicionales marroquís son todos muy parecidos por fuera).
Dónde comer en la medina de Fez
Comer en la medina de Fez es mucho más fácil de lo que parece, sobre todo si eres una persona a la que le gusta probar la comida local. Puestos itinerantes, tiendas dentro del zoco donde se venden frutas, frutos secos, dulces y pastas. Ahora bien, si quieres disfrutar de un par de buenos restaurantes de comida marroquí pero dentro de los estándares occidentales, te recomendamos dos en concreto:
Cafe Clock: restaurante situado en una de las dos calles principales de la medina de Fez, bastante cerca de la famosa Rainbow Street. El café cuenta con una terraza con unas vistas espectaculares de la medina de Fez y del minarete. Aquí recomendamos comer un tajine de verduras y pollo (es el de la fotografía) con un zumo de green lemon muy sabroso. El precio es asequible, algo más caro que comer en un restaurante para gente local pero nada prohibitivo.
Restaurant Boujloud: nuestro restaurante preferido en la medina de Fez. Tiene una terraza muy animada por las noches, con música en directo (solo de ambiente) y con un público tanto local como extranjero. La cocina es tradicional marroquí pero con mucho gusto. El precio es algo más caro que el Cafe Clock, alrededor de los 25-30€ por persona.
Restaurante Le Tarbouche: pequeño restaurante en el corazón de la rue Talaa Kebira con pocas mesas pero con una comida deliciosa. Aquí probamos un guiso de arroz con carne delicioso. La carta no es muy extensa pero es variada y cuenta con unos postres atractivos. El precio es similar al del Boujloud, más cercano al estándar europeo que marroquí.
The ruined garden: restaurante que no hemos probado pero que incluimos en la lista porque nos lo recomendó nuestra anfitriona en el riad Tizwa Fez.
Hasta aquí nuestro artículo sobre Fez, una de las ciudades imperiales de Marruecos y todos los lugares que hay que ver dentro y fuera de su maravillosa Medina. ¡Disfrútalo!