El tesoro más grande y valioso de Japón

Japón siempre ha despertado en nosotros un gran interés por diferentes motivos: sus bellos paisajes, con la floración del cerezo inundando de rosa ciudades y pueblos, la filosofía samurai, el anime o la tecnología punta que siempre ha llevado al país nipón a estar a la vanguardia del mundo.

Lo curioso es que, ahora que hemos regresado de nuestro viaje, traemos con nosotros una percepción absolutamente distinta de ese gran país. Después de nuestra experiencia en la tierra del Sol Naciente nos hemos dado cuenta de que la magia de Japón no está en sus bellas ciudades o en su excelente gastronomía. Al contrario, se encuentra en las personas, en la gente que habita ese lugar y que te recibe en cada rincón con una sonrisa sincera.

Los japoneses y su forma de ser han logrado eclipsar todas las razones que nos llevaron a visitar ese bonito país

Para nosotros, el Arigato Gozaimasu se ha convertido en el lema de este viaje. A cada tienda que entrábamos nos recibían con una sonrisa de oreja a oreja, invitándonos a pasar y ayudándonos en todo lo que necesitábamos. En los supermercados, en los restaurantes, incluso en las tiendas más grandes e impersonales los trabajadores siempre encontraban un segundo para dedicarnos su amabilidad.

Siempre que nos preguntan sobre este tema, contamos la misma anécdota. Al llegar a la estación de metro de Shinjuku, una de las más transitadas de Tokyo y del mundo, íbamos cargados con dos mochilas cada uno, transportando 18 kilos de peso entre pecho y espalda. No es que estuviéramos perdidos, ya que llevábamos varios días de viaje y le habíamos cogido el truco a los transportes públicos, pero fue pararnos un solo segundo y tres personas vinieron rápidamente a preguntarnos si necesitábamos ayuda. ¡No nos lo podíamos creer!

El hecho de pensar que en una ciudad de 34 millones de habitantes, tan enorme, tan impersonal, tan ajetreada, tres personas tengan tiempo de pararse en una de las estaciones de metro más concurridas del mundo a preguntarnos si necesitábamos ayuda, nos dejó boquiabiertos. Sé que puede parecer una anécdota muy simple, pero…¿cuántos de vosotros os imagináis esta situación en Madrid o Barcelona?

El episodio del metro de Tokyo fue la guinda del viaje y una anécdota que tardaremos tiempo en olvidar

Pareja paseando por Japón

Esas tres personas nos atendieron amablemente, buscaron la dirección correcta hacia donde nos dirigíamos en el móvil y nos despidieron con una reverencia y el clásico Arigato Gozaimasu. Probablemente esa fue la guinda del pastel para reafirmar esa sensación de gratitud hacia los japoneses, pero hay mucho más.

Los transportes públicos son tremendamente puntuales, por ejemplo. Recordamos perfectamente la primera noche, al llegar al aeropuerto de Haneda. Estábamos esperando un autobús que debía dejarnos en un barrio cercano a la terminal, a las afueras de Tokyo. Según el horario, debía de llegar a las 0:08. Y llegó justo clavado a esa hora, dejándonos boquiabiertos por la puntualidad matemática que demostraban esos conductores de autobús entregados. Con el Shinkansen nos ocurrió lo mismo, así como con los trenes regionales, el monoraíl…lo de la puntualidad es un bien que deberíamos implantar también aquí, en España. ¡Es motivo de orgullo!

Y hablando de puntualidad, también nos encontramos con situaciones muy graciosas. Volviendo de visitar el bosque de bambú de Arashiyama y el jardín zen Ryoanji, en Kyoto, nos encontrábamos hambrientos. Ese día habíamos madrugado más de la cuenta para no encontrar masificaciones y, a pesar de que conseguimos nuestro objetivo, no contábamos con el hambre terrible que te golpea sin piedad cuando tan solo son las 10 de la mañana. Bueno, para ser exactos, las 9:57. La anécdota que os queremos contar es que la cafetería en la que queríamos entrar a desayunar no abría sus puertas hasta las 10 en punto, y el dueño nos dijo que nos recibiría encantado a partir de la hora de apertura. ¿En serio? Esto en España no pasa, eso seguro. Nos miramos y sonreímos, conscientes de que la filosofía de vida en Japón es bien distinta a la nuestra.

La seguridad es otro de los puntos que más nos ha chocado de ese fantástico país. ¿Cuántos de vosotros os dormiríais en un tren dejando todas vuestras pertenencias repartidas por el vagón? Desde luego, eso es algo que jamás hemos hecho en España, porque, no nos vamos a engañar. ¡Aquí te duermes y te quedas sin tu equipaje! Pues en Japón dormíamos a pata suelta, tanto Ana como yo. Por desgracia, un país como Japón es la excepción en el mundo, pero debería ser la norma…

La educación, el profundo respeto a los mayores, a la tradición y al prójimo son valores que en Japón se cultivan desde que los niños y niñas son bien pequeños. Unos valores que se convierten en el fruto más preciado de esa tierra, la que conduce a esa sociedad por la senda de la modernidad, el progreso y el bienestar.

Tampoco queremos parecer ingenuos con estas palabras, ya que en Japón también existen problemas, los típicos de cualquier sociedad moderna. Pero si tenemos que hablar de la sensación que nosotros, como visitantes, nos hemos llevado de esa tierra, solo podemos hablar de experiencias positivas. Sobre los problemas que hemos tenido durante el viaje, que también han habido, ya os iremos hablando a lo largo de los diferentes artículos que iremos escribiendo. En especial de un alojamiento, el de los horrores…pero eso, forma parte de otra historia 😛

Echadle un vistazo a nuestro artículo sobre el itinerario de viaje que seguimos los 18 días de ruta por Japón. ¡Os puede ser de gran utilidad!

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