Hace algunos años inicié un periplo con mis amigos de siempre que nos llevó a recorrer en coche más de 2500 kilómetros por toda España. El destino escogido era el Algarve, esa bonita región portuguesa de la que tanto habíamos oído hablar antes de partir. Aún recuerdo el día en el que encontramos un alojamiento a precio de ganga en Portimao y la ilusión tremenda que nos hizo investigar todos los lugares que ver en el Algarve durante nuestra ruta de aproximadamente 10 días. Lo que aún no sabíamos es que todas aquellas imágenes de playas paradisíacas que vimos por Internet eran solo el aperitivo de una bonita aventura que dejó en nosotros un recuerdo imborrable y también unas cuantas postales en forma de fotografía para el recuerdo.
Qué ver en el Algarve en 5 postales únicas
Os dejo algunas de las muchas fotografías que pude realizar durante mi ruta por el Algarve portugués, un lugar lleno de rincones tan bellos que una cámara no alcanza a describir. ¡Pero lo intantaremos!
El atardecer que vivimos desde el Cabo de San Vicente nunca lo olvidaremos. Y no solo por la espectacularidad del lugar, que nos permitió ver nítidamente cómo el Sol se despedía de nosotros dejando tras de sí un caluroso abrazo de color naranja intenso; sino también por la aventura que supone llegar hasta esta recóndita zona del Algarve, situada en el extremo más occidental de la Península Ibérica. Por eso, este lugar es uno de los más privilegiados, ya que siempre recibe las últimas luces del día en la Península antes de que la oscuridad lo cubra todo.
Además, durante el camino de vuelta en coche hacia Portimao, recuerdo una ventisca endiablada que nos hizo hasta parar en medio de la carretera para inmortalizar ese momento. Otra razón más para añadir espectacularidad al lugar. Sin duda, el Cabo de San Vicente es uno de los lugares que hay que ver en el Algarve, una visita obligatoria si se quiere disfrutar de una puesta de Sol memorable.
Esta otra fotografía que os traigo en forma de postal es sin duda uno de los lugares del Algarve que mejor ejemplifican lo que fue una parte importante de nuestro viaje. Cuando llevábamos ya unos días recorriendo algunas de las mejores playas de Portugal, decidimos recorrer en un día los 300 y pico kilómetros que separan la capital portuguesa de Portimao (en Praia da Rocha), la región del Algarve donde teníamos nuestro cuartel general. La ciudad lisboeta nos entusiasmó porque, igual que ocurre con otras ciudades lusas, aún conserva ese aire melancólico que la hace única. Si tenéis tiempo y ganas, el trayecto no es demasiado pesado y merece mucho la pena visitar Lisboa para ver algo diferente a lo que podemos encontrar en el Algarve.
Esta otra postal muestra la que, posiblemente, sea la playa más famosa e importante que hay que ver en el Algarve. Se trata de la Praia Dona Ana, cuya fama reside en los enormes acantilados de diferentes colores que la rodean junto con las aguas cristalinas y esmeraldas que bañan su costa. Para acceder a ella hay que descender innumerables escalones, y a pesar de que en verano tenga una gran afluencia de turistas, es uno de los imprescindibles en cualquier ruta por el Algarve.
Esta gigantesca playa es una de las más bonitas del Algarve. A diferencia de muchas otras playas de la región portuguesa, la playa de Cordoama se caracteriza por su inmensidad y belleza. Es tan grande (1,9 km de longitud) que, aunque haya gente, puedes encontrar un rincón íntimo con enorme facilidad. Personalmente, guardo grandes recuerdos de este lugar, ya que me encantan las playas gigantescas y solitarias en las que puedes sentirte el rey de la costa por un día. Eso sí, el agua del Atlántico está muy fría, así que solo unos pocos valientes se atreverán a bañarse entre sus olas.
Es, además, una playa ideal para practicar deportes marítimos como el surf, además de resultar de fácil acceso porque cuenta con un parking en la entrada y con otros servicios imprescindibles. Esta es una de mis recomendaciones personales, uno de los lugares que hay que ver en el Algarve sin ninguna duda.
La Fortaleza que se encuentra en el cabo de Sagres es otro de los lugares que hay que visitar en el Algarve, ya que las vistas que se pueden ver desde sus acantilados son impresionantes. No es para menos, teniendo en cuenta que esta era una de las fronteras del mundo conocido durante la Edad Media. Un lugar que guarda una estrecha relación con el mar y el viento, y que ha sido objeto de culto por diferentes civilizaciones. Siempre recordaré este lugar porque aquí descendimos a una playa escondida y protegida por unos acantilados gigantescos de difícil acceso. La cala fue la única testigo de nuestras locuras durante ese rato. Allí pasamos uno de los mejores momentos de nuestro viaje; en la arena escribimos el nombre de nuestro grupo, “Los complicados“, y lo dejamos allí para que las olas lo leyeran. Unas olas que, a medida que iban borrando nuestro nombre, se llevaron también nuestra inocencia.
El viaje lo realizamos en 2011, hace ya unos cuantos años. Faro, Portimao, Tavira, Lisboa…una ruta de 10 días en la que aprovechamos para comer muy bien y muy barato, y también para disfrutar de uno de los rincones más bellos de Europa. ¡Hasta nos hicimos una fotografía digna de cualquier portada de revista! Podéis encontrar más información destinos de Portugal en el blog.